Introducción
¿Qué es la ética? Durante muchos años, los seres humanos han
hablado de este concepto al referirse a temáticas humanas y referentes a lo que
está correcto o no hacer al momento de actuar. Este término se ha empleado para
que, como seres determinantemente sociales, nos relacionemos de buena manera
con el entorno de la forma más grata y agradable posible.
El autor Fernando Savater hace alusión en el texto a como
debemos determinar y decidir en situaciones presentes en la vida y llegar más
allá de la acción por costumbre. Nos invita a reflexionar sobre las relaciones
humanas y por supuesto como ellas incumben y competen en el desarrollo personal
y en interior de cada cual. Cabe destacar que estas reflexiones relacionadas
entre sí, a la vez se encadenan con el concepto de libertad humana y la
conciencia, a la utilización que le damos y a la negación que muchas veces
presentamos ante la vida.
En las siguientes páginas se dará paso a la realización de
una síntesis y análisis por cada capitulo del texto, relacionándolo con temas
éticos y llevados a la realidad próxima y futura con respecto a la
fonoaudiología en algunos casos.
De
qué vale la ética.
Síntesis:
Existen infinidades de conocimientos en el mundo, muchos de
ellos no son de vital importancia para nuestra vida ni tampoco para hacer
obligatorio su aprendizaje. Sin embargo hay otros que debemos saber, queramos o
no. Es el caso de la conveniencia, ¿qué nos conviene y que no? Si se elige
vivir es probable que busquemos que es lo más adecuado en el instante de hacer,
decir o actuar en la vida, y que es inherente al ser humano, el saber que está
bien y mal para sí.
Pese a esto, hay cosas que pueden parecernos buenas, pero
que en realidad son malas, como por ejemplo decir una mentira. Quizás sea buena
en el momento, pero es una mentira, así como tantos otros casos en que ser
bueno tiene apariencia de bueno y viceversa, es un gran dilema. Pero en lo que
no cabe duda y en lo que todos estamos de acuerdo, “es que no estamos de
acuerdo con todos”, como dice el autor.
Pasamos también a hacer la distinción entre la valentía
animal y la humana. ¿Es igual de relevante el coraje de una termita que el de
un héroe épico? Es cierto que las termitas son capaces de morir para proteger a
su colmena, pero es su deber natural, en cambio el hombre lo hace teniendo la
libertad de negarse. No obstante, muchos sujetos creen ser privados de libertad
por los medios de comunicación y gobiernos, pero en ese caso, también eligen lo
que es más fácil y cómodo de creer.
Análisis:
Creo que es importante destacar algunos puntos que, en el
futuro, serán realmente importantes en el área profesional. En primer lugar
¿qué tanta valentía tendríamos como seres humanos; capaces de decidir; como
para entregar una noticia a la persona y/o la familia sobre algo determinado? Y
es ahí en donde se nos formula una nueva interrogante sobre aquello que es
bueno y lo que es malo, ¿es acaso bueno mentirle a alguien sobre algún
diagnóstico para que no sienta triste o para que no sufra por ello? Si se mira
por ese lado, quizás sea bueno en la inmediatez del momento, pero me surge una
pregunta: ¿por qué se debe privar al involucrado a conocer la verdad que se
presenta? Es un dilema ciertamente, como dice el autor, pero creo que pensar en
la primera opción seria dejar de lado la libertad de éste, ya que nuestra
libertad termina en donde comienza la del otro.
Y en el mismo caso, ¿qué seria lo mas adecuado para mí?
Personalmente se me haría dificultoso el tomar una decisión de este calibre,
pero optaría por decirlo. Tal vez sería una buena opción hacerlo por un tema
social, es decir, hago esto por que se me dice que es lo más correcto y no
quedaré mal, o que lo hago porque es mi deber. La razón principal para mí
radica en que a final de cuentas, eso afectaría enormemente a mi conciencia y
por supuesto a mi ser interior, aunque es innegable obviar el peso social que
este tipo de decisiones provocan.
Ordenes,
costumbres y caprichos.
Síntesis:
En muchos casos de la vida no podemos decidir
que situaciones nos ocurrirán, pero podemos decidir sobre las opciones que se
nos imponen, aunque ambas opciones sean malas, hay una más buena que otra, o a
veces una menos mala que otra. Pero no estamos en la vida pensando que es lo
que me conviene más o decidiendo con pensamientos elaborados en cada acto del
día. Aquello que nos hace actuar de cierta forma es un motivo, el autor lo
define como “la razón que tienes o al menos crees tener para hacer algo, la explicación
más aceptable de tu conducta cuando reflexionas un poco sobre ella”.
Se diferencian tres tipos de motivos; las
órdenes, costumbres y caprichos. Una orden es impuesta se cumple por miedo, por
recompensa o por el bien de algo, alguien o el propio. Las costumbres son
aquellas cosas que la sociedad realiza por hábito y los caprichos son esas
cosas que hacemos porque queremos. Estos motivos no tienen igual peso ni
importancia para cada situación.
¿Cuando nos sentimos más libres? Nos hacen
sentir más libres los caprichos, porque nacen sin avisar, hacemos lo que se nos
ocurre o muchas veces en contra de las costumbres o las órdenes. En algunos
casos es necesario cumplir el capricho, pues la costumbre se sigue en cosas
cotidianas, y las órdenes no podemos seguirlas al punto que afecten nuestra
integridad o la de otros.
Análisis:
Estoy de acuerdo con el autor cuando
comenta sobre la costumbre de realizar acciones y no pensarlas, sin embargo,
discrepo un tanto en que sea tan automático como dice. En mi caso creo si, tal
vez no sufrimos angustiosamente por comer mermelada o mantequilla, pero si creo
que muchas veces pienso más allá de lo que voy a comer, como el por qué voy a
la universidad, las motivaciones personales por las que quiero ser una
profesional o en las personas que me apoyan en esto. Posiblemente este
cuestionamiento pasa por las órdenes que me impongo a mi misma y también por el
capricho de querer ser alguien mejor.
Otro punto importante se da al tomar una decisión en la que
no tenemos una opción favorable, sino que una que favorezca más la situación en
la que nos encontramos. Esto puede darse mas adelante en una terapia
fonoaudiológica, por ejemplo. La costumbre seria realizar la terapia como
normalmente se nos enseñó y de acuerdo a la enfermedad o trastorno que el
paciente presente, la orden es hacerlo, pero si no manejara el área que se me
presenta a trabajar ¿qué es lo que debo hacer; atenderlo aun sabiendo que
quizás no resulte conmigo o enviarlo a otro profesional? Podría atenderlo sólo para no verme
incompetente ante la situación o también
para tener más ingresos, que seria para mi lo mas funcional, pero no seria ni
justo ni ético hacerlo, ya que lo más importante, y que muchas veces se olvida,
es el paciente.
Haz
lo que quieras.
Síntesis:
Muchas veces el actuar humano no se
rige solo por las costumbres sociales, ni por las órdenes que se nos imponen o
que nos imponemos, ni tampoco por los caprichos que nacen en nosotros, sino que
más bien, por la decisión libre que podemos tomar con respecto a determinada
situación.
Decidir libremente involucra pensar
más de una vez nuestras opciones, pues si lo hacemos solo una vez, solo
haríamos algo por orden o mandato, pero si lo pensamos otra vez, podemos
profundizar en qué tan bueno o malo es algo para mí. Las decisiones también
pasan sobre las costumbres, no porque sean costumbres serán todas buenas, o
tendrán que parecerme obligatoriamente, así como el capricho tampoco debe
mantenerse si es una cuestión mas seria o pone en riesgo mi integridad.
La clasificación sobre lo bueno o lo
malo nos resulta fácil cuando hablamos de cosas con uso o función especifica,
pero es difícil decir que alguien es bueno o malo, porque no sabemos para qué
sirven los seres humanos. Para unos lo malo de alguien puede ser bueno y para
otros lo bueno puede ser malo. Los actos buenos y malos son ambiguos, ya que
depende de la situación, el propósito que mueve al individuo y también la
circunstancia, y aun así, es difícil determinarlo.
Análisis:
Tener la fortuna de la libertad, de
poder decidir cada vez que tengamos opciones es un bien no siempre aprovechado.
¿Realmente decido todo en mi vida? Es mucho mas fácil en el mundo seguir a las
masas, hacer lo que todos hacen y no preocuparse si está bien o si está mal.
Pasa en todo orden de cosas, en la realidad cercana muchas veces no somos
capaces dar una opinión distinta por miedo al rechazo, o por la poca seguridad
que nos deja el estar con una idea diferente.
Tal vez en cosas simples como una decisión de cambio de
horario o decir que nos quedó una duda en clases no perjudicará terriblemente
el futuro, pero si nos regimos por eso, nos acostumbraremos aun más a dejar de
lado asuntos de envergadura, en el futuro profesional no seremos innovadores en
el trabajo, ni haremos cosas nuevas en pro de éste, y a mi parecer, se
convertiría en una “mala costumbre”.
Pasando a la arista de la clasificación de lo bueno y lo
malo, me encuentro totalmente de acuerdo con el autor, creo que depende en
demasía la situación, el contexto y la intención de la persona que esté
involucrada como para poder hacer un juicio de valor sobre si su actitud fue
buena o mala. Aunque en lo anterior me encuentro de acuerdo, me causa dudas el
título de capítulo, ya que el “haz lo que quieras” no significa lo que dice,
porque para unos hacer lo quiere puede ser siempre obrar bien, porque lo desea,
pero para otros es hacer lo prohibido, o inclusive obrar en contra de otros.
Date
la buena vida.
Síntesis:
Estamos condenados a la libertad: no
podemos escapar de ella, tal como lo
dice el filósofo Jean Paul Sartre. No podemos escapar de ser libres, podemos
elegir desde algo simple hasta esclavizarnos a algo o a alguien, pero siempre
por nuestro consentimiento.
Podemos hacer una distinción entre el querer y apetecer, ya
que la libertad se presenta cuando pensamos detenidamente sobre nuestras
opciones; si apetecemos algo lo haremos por capricho y sin pensar, saldrá una
respuesta en el momento. Muchas veces se renuncia a ciertas cosas o no se
piensa en otras al momento de tomar decisiones por miedo, por ejemplo el miedo
a la muerte o al no encontrar sentido a la vida. También el no tomar en cuenta
cosas importantes como la familia, los recuerdos o la presencia de las
esperanzas hacen que no sepamos distinguir una buena decisión.
“La
ética no es más que el intento racional de averiguar cómo vivir mejor”, el
autor nos dice esta frase y hace alusión a vivir la buena vida. Podemos hacer
esto y vivir bien con todo lo material que existe, pero no sirve de nada y no
es buena vida si es que no nos relacionamos con otros. Debemos buscar la buena
vida, pero también darla, debemos tratarnos recíprocamente como humanos y no
tratándonos como animales u objetos.
Análisis:
¿Nos comportamos verdaderamente como humanos en todas las
situaciones? En variadas ocasiones y como he mencionado antes, tenemos muchos
momentos en los cuales hacer una elección, pero ¿qué tan correcta es nuestra
decisión? Es así que como humanos, existen veces en las que elegimos por
capricho, sin pensar en la consecuencia y solo porque nos conviene o nos
placiente en ese momento, pero no escogemos lo que a largo plazo nos será útil.
La toma de estas decisiones puede estar; según creo y
concuerdo con en autor; en la poca esperanza por la aproximación de la muerte.
En los ancianos se da mucho el problema de ya no querer luchar por algo, el
decir, me voy a morir así que, ¿para qué
lo intento?. Precisamente como lo plantea el autor, es el miedo a la muerte lo
que mueve más frecuentemente a los adultos mayores, esa sensación de saber que
el estar cercano al fin de su tiempo no tendrá sentido haber hecho algo por
ellos mismos.
Yo me pregunto qué es lo que podemos hacer con respecto a
eso como futuros fonoaudiólogos, nadie puede interferir en la libertad de otro,
pero entregar consejos quizás, el motivar a las personas a que reciban un
tratamiento y que lo trabajen para que, aunque llegue lo inminente e
inevitable, ese tiempo puedan vivirlo de mejor modo y quizás de una manera más
práctica y cómoda.
Como último tema del capítulo, aprecio mucho el enfoque
acerca del trato humano, en mi opinión es necesario siempre tratar a los otros
de forma humana, en la vida misma, en la universidad, con las personas que uno
vive, y más adelante, con el trabajo; los pacientes y los que ayudan a cumplir
la labor que tendremos.
¡Despierta,
Baby!.
Síntesis:
¿Está realmente claro el concepto de buena vida? Para
algunos significa obtener todo aquello materialmente satisfactorio, para otros,
la buena relación interpersonal y los afectos. En varios contextos tendemos a
buscar las riquezas materiales y llenarnos las manos con ellas, pero cuando
necesitamos un poco de ese esfuerzo para nuestra persona y nuestro interior, no
logramos auto ayudarnos, ni mucho menos a otros.
Cuando hacemos el eje de nuestra vida el dinero, se comienza
a utilizar más allá no solo a lo inerte, sino que también a las demás personas.
Esto provoca un falso amor, falso reconocimiento, falsa atención con el que se
comporta así, y sucede porque, como se ha mencionado antes, las actitudes con
los otros son recíprocas y por esto son tratados igualmente. Es por ello que
debemos tratarnos humanamente, resolver sin pesar las cosas simples, pero
resolver elaboradamente las cosas importantes y serias de la vida.
Podemos ser inteligentes para distintas cosas, para los
negocios, para las cuentas, para el arte o para diferentes disciplinas, pero
eso no nos hace más inteligentes con respecto a las decisiones de la vida, y
para esto debemos tomar atención. Éticamente hay que estar consiente de que no
todo da lo mismo aun sabiendo que moriremos, y que no todo lo que la sociedad
dice que está bien, lo está realmente.
Análisis:
Se forma un dilema cuando pensamos que elegir por elegir sin
pensar la vida se nos hace más fácil. Como el autor menciona estamos llevando
nuestras vidas a la muerte de manera automática si pensamos así. Entonces,
quizás queramos vivir sin complicaciones o libremente sin ganas de elegir
cuando tengamos que hacerlo en cosas difíciles, hay veces en que queremos que
las cosas “se resuelvan solas” o no tomar cartas en el asunto, pero ¿qué
pasaría si no decidiéramos? Según mi perspectiva creo que afectaría en gran
medida el crecimiento personal e interior, y como consecuencia también
afectaría la relación con los demás, al no crecer iríamos dejando de lado a los
otros y al fin no los tomaríamos en cuenta como seres iguales.
También como menciona el autor, el dinero ciertamente nos
sirve para vivir y mantenernos bien alimentados, vestidos y confortables en una
casa, pero cuando esto pasa más allá de la ambición normal, podemos llegar a
tomar al otro como una cosa, expulsaríamos de nuestra mente su calidad de persona.
Por otro lado, si vamos perdiendo la esperanza y el sentido en y de nuestras
vidas, también vamos dejando atrás a la gente como otro, por ejemplo, si en un
futuro trabajamos con terapia, no deberíamos olvidarnos nunca que es una
persona, que merece respeto y comprensión, y que por sobre todo, busca ayuda.
En este último punto también podríamos encontrarnos con que la persona tratada
nos mire como objeto, como una directa y concreta solución para su problema y
solo eso, si el paciente no está o no se hace consiente de esto tampoco
tendríamos la facultad de tratarlo igual, es más, quizás ni siquiera tiene una
relevancia tan grande, pues aunque esto suceda, me sentiré persona conmigo
mismo, tendré respeto propio, conservaré mi sensación de haber hecho lo correcto,
aunque el otro no lo haya valorado como yo hubiese esperado.
Aparece
pepito grillo.
Síntesis:
Un imbécil es aquel sin soporte
interior, existen tipos; el que todo le da los mismo, el que cree querer todo,
el que imita lo que quieren los demás, el que sabe lo que quiere y por qué pero
no se atreve a hacerlo y decirlo, y el que quiere con fuerza pero está en un
enfoque erróneo. Lo contrario de ser imbécil es poseer conciencia, pero ésta no
viene de la nada ni cae del cielo, sino que puede desarrollarse en el tiempo y
con práctica. Lo imbécil también va ligado al egoísmo, pues no se actúa en
favor de los demás.
Al ser egoístas para conseguir
beneficios nos volvemos en contra de nuestras propias almas, condenándonos a si
mismos por la conciencia, la culpa, la responsabilidad en el hecho y el
remordimiento. No podríamos sentir estos sentimientos si no fuésemos libres, ya
que elegimos la circunstancia; y cuando no acertamos echamos la culpa a nuestra
“esclavitud” o las órdenes de otros, pero no es más que un descontento con uno
mismo.
Declaramos irresistibles esas cosas
que nos hacen obrar mal o que nos dejan como esclavos, echamos culpa a los
gobiernos, pero cuando hacemos esto, solo obramos contra nosotros mismos. Por
ello debemos obrar con responsabilidad, así seremos consientes de lo que hemos
hecho y por qué, siendo fiel a lo que uno quiere ser.
Análisis:
Tal como el autor menciona, existen
momentos en los que nos comportamos de manera imbécil, el pensar que no sabemos
lo que queremos, o que queremos algo que no es lo que más nos conviene, y nos
lleva al egoísmo. El egoísmo puede ser en demasía, como a veces nos referimos a
alguien, por ejemplo, y lo tachamos de malo, que no comparte, pero nunca nos
detenemos a pensar por qué es así o por qué tiene esas actitudes. Quizás sea el
entorno el que es egoísta con él, muchas veces juzgamos a alguien y no nos
damos cuenta que es lo que nosotros como humanos hacemos para darle buena vida
al otro.
Ser egoísta o no serlo, ser un mal egoísta, ¿como se puede
encontrar el equilibrio? En numerosas ocasiones hemos sido egoístas,
materialmente y afectuosamente, si lo somos en todas las veces que estamos
frente a una situación, nos vamos en contra de nosotros mismos. Pero esto
también pasa si dejamos que todo se nos vaya de las manos, si no somos capaces
de poner límite a lo que damos y a lo que nos piden, al extremo de no
detenernos donde es justo para mi y para el o los otros.
Personalmente creo que somos más egoístas en el plano
emocional, por ejemplo algo que ocurre siempre para la llamada “Teletón”, somos
pseudo solidarios si es que donamos una cantidad de dinero, pero en realidad
somos unos egoístas, en el transcurso del año es poco y nada lo que nos acordamos
que los niños discapacitados asisten a ese recinto y que necesitan, además de
dinero, darse la buena vida. Si realmente no fuéramos egoístas, podríamos
realizar visitas, o hacer algo más humano en favor de ellos, entregando algo
más valioso que el dinero, como perfectamente puedo serlo una sonrisa.
Como último punto del capítulo, me pareció interesante como
el autor abarcó el tema de la responsabilidad, me sentí realmente identificada
con eso que hacemos cuando nos equivocamos.
Es cierto que culpamos a otros de nuestros errores (no en todos los
casos), y además de todo lo que involucra a la conciencia y remordimiento
propio, lo que más nos falta y que se convierte en la base de este
comportamiento es el recordar que los únicos perjudicados somos nosotros
mismos.
Ponte
en su lugar.
Síntesis:
El ser humano puede sobrevivir con la suficiencia de las
necesidades básicas biológicas, y así como tal, es imprescindible vivir
humanamente, es decir, éticamente y en relación con otros. En esta reciprocidad
no podemos pensar en que todos serán nuestros amigos, ni tampoco pensar en que
debemos estar a la defensiva porque tal vez nos ataquen. Debemos acepar y
acercarnos al trato con otros, ya que nos conviene humanamente.
Existen dos razones por las que debemos cuidar y resguardar
las relaciones interpersonales, aun sabiendo que esos otros pueden cometer
actos poco éticos. La primera es que no porque hayan actuado mal debemos dejar
de tratarlos como personas, y la segunda es porque nuestros actos; ya sea buenos
o malos; pueden ser imitados. Si esto ultimo ocurre, seriamos cómplices y hasta
culpables de que existan malhechores y aprovechados. Por tanto, si sembramos
indiferencia y mal ejemplo, obtendremos lo mismo.
Cuando se obra en contra, no se toma en cuenta la libertad
del otro, pero en verdad se vulnera la libertad propia. Debemos reconocer al
otro como semejante, pues ser humano y reconocer al otro como tal debe hacernos
poner en su lugar, siendo esto un derecho. Nos ponemos en el lugar de otro
porque compartimos intereses, y para esto debemos tener simpatía y compasión
con el prójimo.
Análisis:
Cuantas veces nos hemos creído con
el derecho de querer apartar de nuestras vidas a otros porque han obrado mal,
creemos tener un derecho, pero estamos vulnerando al otro con su derecho de ser
tratado como persona. Según mi punto de vista, es complicado encontrar un
equilibrio, porque si bien, tenemos la libertad de alejarnos de lo que no nos
conviene y tampoco podemos aceptar todo lo que los demás hagan, es difícil
mantenerse en el límite de no tratar
humanamente por un juicio de valor formado en su contra.
Creo por otro lado, que esta actitud puede sin duda ir
disminuyendo si trabajamos con esmero en como nos comportamos éticamente y en
favor de los intereses propios y comunes, pues son tan validos y reales como
los de uno mismo. Esto debemos hacerlo por amor, el tratar humanamente, aunque
sea solo por el respeto que los demás se merecen por ser seres humanos. Es una
idea, a mi juicio, muy bella, sin embargo es en extremo amar aunque sea un poco
el derecho del prójimo, pues aveces nos cuesta hasta hacerlo con nosotros
mismos, adicionando la gran distinción entre lo que pensamos y queremos, y los
diversos intereses que existen.
Tanto
gusto.
Síntesis:
El concepto de moral se relaciona casi en su totalidad (80%)
con la palabra sexo. Durante mucho tiempo se ha considerado el sexo y las capacidades
placenteras humanas como algo malo e inmoral, pero en realidad es todo lo
contrario, ya que la libertad y el disfrute nos humaniza también. Esta supuesta
inmoralidad nace del miedo humano al placer, uno de los mas intensos y porque a
veces, distrae más de la cuenta.
Aquellas personas que ven lo inmoral en el sexo se les llama
“puritanos”, esos que no viven ni dejan vivir, y se contentan con lo último.
Algo no será malo solo porque de gusto hacerlo, ni bueno porque hace sufrir. El
autor aconseja que no debemos buscar que los asuntos tengan todos los placeres
que queremos, y que hay que aprovechar los placeres de la vida en el momento en
que se nos presentan, sin embargo, no abusar de ellos.
Cuando se encuentra el placer, cualquiera sea, lo que en
realidad debemos obtener es la alegría, y aun sabiendo que para esto hay que
pasar penas en la vida, es mejor pasarlas que negarse a ellas. Por otro lado la
búsqueda del placer se debe hacer con templanza, es decir, no caer del gusto al
disgusto.
Análisis:
Michel de
Montaigne: «Hay que retener con todas nuestras uñas y dientes el uso de los placeres
de la vida, que los años nos quitan de entre las manos unos después de otros.»
Como se ha mencionado en el texto, así como hay que aprovechar
los placeres de la vida con todas nuestras fuerzas y no esperar a que le tiempo
pase para disfrutarlos, no podemos dejar que se nos conviertan en una obsesión
ni que gobiernen nuestra vida. Yo creo y supongo que es lo más probable cuando
un violador o un pedófilo actúa. Claro está que para él es una cuestión de
placer, es “positivo” para su deseo, pero no lo está bajo ningún precepto hacerlo en contra de la persona o
niño atacado. Es decir, se actúa de una manera inmoral, pasando por encima de
la libertad de la victima.
Si pensamos en la alegría que esto puede provocar en los
aludidos, quizás exista en el violador, pero solo para él, por ende no es una
conducta éticamente humana. Si pasamos al plano de la realidad fonoaudiológica,
ha habido muchos casos como el que mencioné hace unos momentos, esto se
convierte en un dilema ético que se tiende a juzgar bastante, que por cierto no
consigue la alegría de casi nadie.
Elecciones
generales.
Síntesis:
En incontables ocasiones se dice que los políticos son
inmorales. La ética no se encarga de criticar los actos malos del vecino, sino
que para mejorarse a uno mismo. Sin embargo la elección esta dada por el mismo
pueblo, y las personas los eligen porque ellos se presentan como iguales al
pueblo, a diferencia por cierto de las autoridades monarcas o autoritarias. En
ambos casos se espera que cumplan las promesas o sus obligaciones, ya sea si
son mediocres o poco comprometidos, o si son perfectos en su función.
No obstante no podemos dejar de lado lo que esta alrededor,
lo que además de convenirme a mi le conviene al otro. He aquí la diferencia entre la política y la
ética. A la primera solo le importa el cumplimiento para que podamos vivir más
armoniosamente, pero a la ética le interesa que lo hagamos para dar y entregar
un buen vivir. Cabe destacar que, aunque la política quiera el bien público,
las personas no dejan de ser libres de hacer el mal.
Los seres humanos poseemos dignidad, es lo que nos hace
únicos, irrepetibles ni sustituidos, el respeto de uno mismo hacia el otro y
viceversa se le llama justicia. La política debe entregar asistencia al pueblo,
y no compasión ni tampoco quedarse en ideales. Ejemplos son los derechos
humanos, no respetados ni valorados en muchos países.
Análisis:
Yo creo que los políticos si son inmorales muchas veces,
porque algunos solo piensan en el provecho propio, y no de tratar de tener este
provecho humanizándose a si mismos haciéndolo también con los otros y de paso
cumpliendo su trabajo y función.
Si bien es cierto que elegimos democráticamente a los que
nos gobernarán, esta elección, según creo, va más allá de lo que pensamos sobre
ese alguien, pensamos en qué circunstancias nos encontramos como país y como
nos convendría a la mayoría de los habitantes. Por ejemplo en Chile, uno de los
temas más latentes actualmente es la gratuidad de la educación. ¿Qué tan
conveniente es que exista gratuidad? ¿Es justo para todos?, es decir, si es
razonable tener este beneficio… es un tema que convoca muchas masas, rangos
etarios y que en muchas oportunidades no han sido escuchados por la autoridad.
Entonces pensamos y nos ponemos en la situación de quien escuchara las
necesidades realmente y hará algo, y no resolverá solo algunas temáticas.
Por otro lado, no debemos olvidarnos de que solo somos un
país, es decir, vivimos en un planeta, con otros países como hermanos. Esto
queda muchas veces olvidado, pero vuelve a nuestra mente cuando vamos por la
calle y vemos a otra persona con otro color, otra raza o cultura. En este caso
concuerdo bastante con el autor, pues creo firmemente que debemos ser justos
con ellos, asi como con cualquiera en nuestra casa, clase o país.
Conclusión
El libro “ética para amador” va relatando capítulo a
capítulo distintas instancias en que como seres humanos y diferentes a los
animales van forjándose conductas interiores y en relación a los otros. Una de
las bases más importantes en que Fernando Savater nos habla, es el concepto de
libertad, con la cual podemos obrar o abstenernos de hacer algo, así como
también la capacidad que tenemos de dejar que nos gobiernen o no.
Referente a esto también nos habla sobre una “falsa
esclavitud”, donde otorgamos responsabilidad a los otros de aquello que hacemos
y que no hacemos. Creo que el miedo hace decir que estamos obligados a algo que
no queremos hacer, personalmente pienso que para que nos consideremos libres y
actuar bien para lograr tener una buena vida, disfrutar los placeres y obrar de
forma consiente es el conocimiento propio. Si no nos conocemos interior y
exteriormente, no vamos a saber que es lo que nos conviene en realidad, ni que
es lo que realmente necesitamos para nuestra vida, o sea para nuestra ética, ni
tampoco sabremos que hacer moralmente, vale decir, con los otros.
Gloria Jaime.