miércoles, 9 de mayo de 2012

Ética para Amador


Ética para Amador

Introducción

A continuación se hace una revisión del libro Ética para Amador, donde capítulo por capítulo se muestra una síntesis y un análisis. La breve síntesis intenta mencionar las aristas más importantes del capítulo, obviando los ejemplos del autor, meramente por una cuestión de formato. El análisis intenta  comentar la visión del autor del libro.
 Se presenta la definición de conceptos como la Ética, la moral, la justicia, la responsabilidad, libertad, placer, conciencia, alegría, dignidad tan relevantes en la vida humana, que hacen que los seres humanos puedan vivir plenamente.
Lo que se quiere lograr es sentar las bases de una buena vida, para quien se interese en ella, tenga la opción de preferirla, y que no se diga que las circunstancias lo hayan obligado a elegir.


Capítulo I: De qué va la Ética

Síntesis:

Hay ciertas cosas sin las que uno puede vivir, pero hay otras que no, como la ética. Entendida como el saber vivir, el arte de vivir. La autor menciona en unas de sus líneas: se puede vivir de muchos modos pero hay modos que no nos dejan vivir, esto deriva en que hay cosas que convienen y que no convienen. Lo que origina una elección de lo que se quiere, de lo que conviene.  Siendo “lo bueno” aquello que conviene y “lo malo”  lo que no conviene. El saber identificar lo que conviene, es algo que se desea aprender e integrar a la vida diaria.  Sin embargo existen ciertas oportunidades donde se produce ambigüedad en cuando a “lo bueno” y “lo malo”, donde lo bueno tiene aspecto de malo y viceversa.
Los seres humanos están capacitados para poder elegir entre lo bueno y lo malo, básicamente es, a diferencia de los animales, porque no están programados para hacer las cosas. Pueden elegir porque tienen libertad –considerada como elegir dentro de lo posible- tal vez no se pueda elegir que pasa pero si se puede elegir cómo se responde a lo que pasa.

Análisis:

Del intento de responder preguntas como ¿debo hacerlo? ¿No lo hago? es que surge la Ética como una ciencia. Si se define en simples palabras sería algo así como la capacidad de discernir entre lo “bueno” y lo “malo. Toda esta competencia para diferenciar entre lo que nos favorece y lo que no, radica en que somos seres humanos y que tenemos la posibilidad de optar entre dos o más opciones sin que estén programadas interiormente. ¿Cuál es la razón de que ocurra esto? ¿Por qué podemos elegir? Esa respuesta es la que engrandece al hombre, es la anhelada libertad. Es esa libertad que nos diferencia del resto de los seres, es verdad que no podemos hacer todo lo que queramos –porque vivimos en sociedad y debemos mantener un cierto equilibrio- pero tampoco estamos amarrados para querer una sola cosa. 
Esta libertad que llena de excelsas palabras libros completos, requiere que no olvidar que se es libre para intentar algo, pero eso no asegura que se logrará completamente y de manera en que esta propuesta.
Así como uno se hace cargo de que somos hombres y mujeres libres, hay que hacerse cargo de las consecuencias de esa libertad, de una mala decisión. Por que ambas –la libertad y las consecuencias- vienen acompañadas y una nos puede existir sin la otra. Pues la libertad de elegir siempre genera algún efecto en mí, en el otro o en el entorno, y la consecuencia siempre proviene de la elección que hemos hecho. 
Por último, para concluir esta primera parte hay que decir que la Ética es la ciencia que nos enseña como usar nuestra propia libertad.

Capítulo II: Órdenes, Costumbres y Caprichos

Síntesis:

Anteriormente se dijo que los seres humanos no eran libres para elegir lo que les pasa, pero si se puede elegir como responder ante esas situaciones. En este capítulo se presentan tres motivos que intervienen en nuestro actuar. Las órdenes, las costumbres y los caprichos. Las primeras son enviadas desde el exterior, alguien manda para que se actúe de alguna manera en especial, porque se impone. Las costumbres son algo más internas, se denominan así porque siempre se hace. Las actividades se repiten  constantemente sin concientizar se de este hecho. Por último los caprichos se fundamentan en las ganas de hacer algo, sin más, simplemente porque se antoja hacerlo.  Estos nacen desde uno mismo, del interior del ser y no depende de nadie más que de la misma persona.
Todos estos tipos de motivos tienen su propio peso y condicionan al ser humano para efectuar una elección. Inclinan en una dirección u otra. Las dos primeras esferas mencionadas poseen una gran similitud y es que su raíz es prácticamente la misma, nacen desde el entorno, es como si el resto la impusiera, en cambio la tercera es interna.

Análisis:

A partir de este capítulo se hace imprescindible mencionar que todas las conductas que presentan los seres humanos se ven causadas de alguna manera, ya sea porque una madre se lo impone a su hijo, porque tiene ganas de hacerlo o porque esta acostumbrado a hacerlo. Lo fundamental acá es decir que no se obra azarosamente, aunque no  se haga conciente, siempre hay algún motivo. Quizás uno de estos motivos mencionados tenga mayor peso que otro,  todo depende de la circunstancia que se vive, y de la persona que lo vive. Cada uno de estos motivos –ya sea órdenes, costumbres o caprichos- tienen importancia en la vida de cada individuo, lo ayuda a generar una elección sobre lo que quiere y lo que no quiere, sobre lo que le conviene y lo que no le conviene,  y estos tienen su propio tiempo para hacerse presente.
Las costumbres para lo cotidiano de la vida, el día a día, el ponerse ropa, el lavarse los dientes, el encender el televisor cuando se llega a casa sin necesidad de estar viendo, se hace porque se hace siempre, y se sigue haciendo. Las órdenes, se siguen por cumplir lo que el resto espera de la persona, por algún premio, –mamá me da más postre- a cambio o en un defecto por un castigo, –no ver la televisión durante un tiempo se hace por un estímulo exterior. Los caprichos se realizan en momentos en que el ser humano se deja llevar por sus impulsos, por sus deseos –me como doble ración de torta- Si bien estas tres categorías nos ayudan, hay situaciones en las que no se aplican ninguna de las tres, ni juntas ni separadas ni mezcladas, son situaciones donde la elección se vuelve más complicada, porque la situación es delicada.

Capítulo III: Haz lo que Quieras

Síntesis:

Puede que para situaciones “normales” las esferas de órdenes, caprichos y costumbres sean motivos suficientes para obrar, pero hay otros casos, donde esto no se cumple. Porque para saber si algo es conveniente hay que analizar más a fondo dándose la oportunidad para racionalizar la situación, es necesario inventar la vida que se elije, hacer lo que uno quiera. Hay que tener en consideración –es importante- que existe la libertad de decidir, pero también hay que entender  lo que se esta decidiendo.
Aquí aparecen dos conceptos de relevancia a lo largo de toda esta discusión: la moral y la ética. La moral concebida por nuestro autor como un conjunto de comportamientos y normas, que por convención se aceptan como validos para vivir en sociedad. La ética por su parte considerada como la reflexión sobre porqué se considera validos esos comportamientos y esas normas, comparando con las otras reglas que tienen las otras personas.
Nuevamente se debe tener en mente la ambigüedad producto de “lo bueno” y “lo malo”, y lo poco ajustado a los seres humanos que puede ser.
Análisis:

Ya se expuso los motivos que influyen en el actuar de los hombres –genéricamente hablando- y para situaciones cotidianas están bien, perfectas me atrevería a decir, encajan de lo mejor. Sin embargo, a veces, por las situaciones en que las personas se ven expuestas, no podemos decidir en base a las costumbres o en las órdenes ni menos en los caprichos.
Entonces, ¿qué se debe hacer? ¿Quedarse sentado esperando? Claro que no, hay que hacer lo que se quiera hacer. Es eso lo que dice la Ética, ese es su principio básico, hacer lo que uno quiera. El cumplir con este precepto es ocupar nuestra libertad. La libertad que conduce a decidir, pero también se reduce a darse cuenta lo que se esta decidiendo y de la manera en que esta actuando.
Aquí aparece con fuerza el concepto de moral y de ética quienes regulan el comportamiento de los individuos frente a situaciones adversas. Teniendo como enfoque hacer lo que uno quiera de la manera más correcta –aunque no todos poseen la misma moral y la misma ética claro esta-.
Al detenerse a pensar en  el “haz lo que quieras”, nuevamente se tiende a confundir lo bueno con lo malo, sobretodo cuando se trata de seres humanos porque se puede decir que un artista es un buen artista porque hace grandes y exitosas obras, pero eso no asegura que sea un buen marido, un buen padre o un buen amigo, no asegura que sea una buena persona.

Capítulo IV: Date la Buena Vida

Síntesis:

En el capítulo recién pasado, se reveló el lema fundamental de la ética “haz lo que quieras” y es el minuto de ahondar en qué es hacer lo que quieras. Es dejar de lado los tres motivos básicos y lograr pensar por uno mismo. No sirve sólo estar presente en un tiempo y en un espacio, es preciso vivir ese tiempo y ese espacio de la manera más adecuada posible.
Hay que darle la seriedad y el peso que la libertad requiere a cada hombre, cada uno debe responsabilizarse por tomar su propia libertad e ir pintando su futuro.  Para ello hay que organizarse y establecer ciertas jerarquías: “yo soy libre, actúo con mi libertad, busco mi mejor camino teniendo definidas mis prioridades en la vida”.
Darse la buena vida consiste en la humanización, en la creación de vínculos y relaciones con los otros seres iguales a mí de carácter recíproco -que parte con el lenguaje-. Todo este proceso fundamentado en la lógica de “darse la buena vida” es “entregar una buena vida” a las demás personas de mi alrededor.

Análisis:

La ética es más ni menos el intento racional de vivir mejor, cuya “fórmula mágica” dice que hay que darse una buena vida, una buena vida que consiste en relacionarse con los demás –siendo el lenguaje el mecanismo más utilizado en el proceso- relacionarse, pero de la mejor manera posible, entregando lo que más puedo de mi, así el resto, al ver que yo entrego lo mejor de mi, entregará lo mejor de si y como un cuento de niños seremos todos felices. En eso consiste la verdadera vida, vivir para darle lo mejor a los otros, y de allí se me retribuirá. En simples palabras, debo hacer a los demás lo que a mi me gustaría que me hicieran. Si a mi me gusta que me respeten, yo respeto. Si a mi me gusta que me integren, yo integro, y mirándolo como futuros profesionales, si yo entrego calidad en la atención de pacientes (respeto, buena terapia, empatía, etc.), probablemente tendré mejores resultados en la re-habilitación o en la habilitación. Así se mantiene el equilibrio en la sociedad, y es por ello que hoy en día existe ese descontento social, porque día a día nos vemos enfrentados a vivir la “buena vida” pero esperando que el resto haga algo por mí, que el que esta a mi lado me entregue, olvidando lo primordial de nuestra buena vida humana, dar y darse al otro.
Puede que en algún momento nos demos cuenta en qué consiste mi buena vida, y podamos recapacitar –como en mi caso, que ya me lo estoy pensando- y podamos darnos la buena vida que tanto deseamos. Esperemos que para nadie sea demasiado tarde.
  
Capítulo V: ¡Despierta Baby!

Síntesis:

Ya se estableció que por ser hombres y mujeres, se desea dar la buena vida, y día a día se busca la manera para alcanzar esa buena vida, hay quienes dedican todos sus días a buscarla, lo que puede aún causar confusión en que qué realmente significa que yo, tú y él podamos darnos la buena vida. Una buena vida de humanos cabe destacar.
Para tener una buena vida humana, se debe considerar una compleja verdad, es que las personas no son cosas, por tanto, no se pueden tratar como cosas, sino como lo son como otro ser humano idéntico a mí. Porque las cosas se usas, terminan su tiempo de uso, y se botan, a los hombres y mujeres que están en la vida de cada uno no.
A las personas se les debe tratar como seres humanos, para que se pueda lograr el proceso de humanización en mí, en mi vecino, en mi compañero, en mi paciente. Los hombres necesitamos de otros para ser humanos, necesitamos de ellos para que nos entreguen cariño, afecto sincero.  Lo que claramente no nos lo podrá dar ni una casa, ni un auto, ni todo el dinero del mundo, ni unos bombones de chocolate. Solo los seres humanos pueden entregar lo que un humano necesita. Siendo la atención lo que ayuda a mantener el proceso de humanización recíproco.

Análisis:

Para darme una buena vida, debo también dársela a quienes me rodean, eso quedó bastante claro en el capítulo anterior. Probablemente la compleja verdad de que las personas no son cosas sea el impedimento para conseguir una buena vida humana, porque se olvida constantemente de tratar al otro como lo merece, como una persona. Con el respeto debido, para que no entregue lo mismo. Porque sólo un ser humano puede entregar lo que otro ser humano necesita. El tratar al otro que esta a mi lado, inminentemente me convertirá en un ser humano, es eso lo fundamental al relacionarse. Además al tratar a los otros como cosas, también ser recibe el trato de “cosa” y eso seguramente nadie lo desea.
 Para poder enfrentar esta situación (no tratar como cosas a las personas), es de vital importancia la atención que se le coloca a el cómo uno se relaciona con el otro, entendiendo la atención como la disposición a reflexionar sobre el sentido de la buena vida, y como se va construyendo. Esa forma de tratar al otro de alguna u otra manera están impresos en el concepto de moral, las reglas para mantener una buena vida, no obstante el ser personas con moral involucra intentar comprender e integrar esas reglas a el comportamiento que día a día se va mostrando a los demás.

Capítulo VI: Aparece Pepito Grillo

Síntesis:

El imbécil es aquel que necesita de un apoyo para poder andar. Existen varios tipos: el que cree que no quiere nada –y todo le da igual-, el que cree que lo quiere todo –lo que se le presenta y lo contrario-, el que no sabe lo que quiere –y no le interesa-. También el que sabe lo que quiere y porqué lo quiere –pero lo quiere con poca fuerza- y el que quiere con fuerza y ferocidad –pasando a llevar lo que sea-. Cada uno de ellos necesita de cosas externas para apoyarse que no llevan a ocupar la libertad que poseen.
Nuevamente en este capítulo se muestra la relatividad que presenta lo bueno y lo malo y la poca aplicación que podemos tener en los seres humanos.
Para no ser imbécil -moralmente-, hay que tener conciencia que se puede afirmar y desarrollar con la práctica. Conciencia refiere el saber porqué se quiere vivir la buena vida, al tomarse en serio la libertad y hacerse responsables de los efectos de la libertad.
Los remordimiento –descontento con uno mismo- que constantemente se puede sentir están inmersos en que “yo no me hago cargo de cómo ocupo mi libertad”. A nadie se le regala la buena vida, es por ello que hay que esforzarse, sin embargo, la decisión de vivir bien la tiene que tomar cada uno, no el resto.

Análisis:

Para tener una buena vida, hay que básicamente no ser imbécil moralmente, no necesitar de otro para sostenerme y poder ocupar mi libertad. Generar en mí lo contrario a la imbecilidad moral, la conciencia. Hacerme responsable de cómo ocupo mi libertad, de lo que pasa cuando lo hago, y de lo que puede generar mi elección en mi buena vida y en la buena vida del otro.
Al ser conciente moralmente, uno se aleja de los remordimientos, aquellos sentimientos de insatisfacción, de contrariado con la forma en que he usado la libertad, que no deba vivir la buena vida. Recapitulando entonces, yo podré darme una buena vida, haciendo lo que quiera, es decir, ocupando mi libertad, pero también haciéndome carga de lo que significó el uso de mi libertad.    
Se debe saber cual es la mejor manera para ocupar la libertad que cada uno tiene, lo serio que es ocupar la libertad –que algunas veces limita las posibilidades. Y hacerse cargo –ya sea para bien o para mal- de la libertad que uno tiene. La responsabilidad es poder conocer cada uno de los actos, acciones que van construyendo la personalidad y la persona a diario. Al elegir se va cambiando poco a poco, plasmando ese cambio en la propia persona y en el resto del mundo.
Como seres humanos también se tiene la capacidad para adquirir nuevos conocimientos por tanto, mientras más veces uno vaya actuando de la manera buena -sin olvidar lo relativo que puede ser lo bueno y más tratándose de los seres humanos- menos es el riesgo de actuar de mala manera, por tanto se esta más cerca vivir bien.

Capítulo VII: Ponte en su Lugar
Análisis:

Está claro que se debe relacionar con otros seres humanos para recibir todo lo que un ser humano es capaz de entregar, como la complicidad y el afecto de más seres libres. Lo que aún se sabe es  “cual es la mejor manera para comportarme con mis pares”. Conviene acercarse a los seres humanos, es lo bueno de este asunto, sin embargo, aún cuando se intenta dar lo mejor al otro no hay certeza de la reacción que él puede tener para con cada uno.
Relacionarse humanamente con las personas implica ponerse en el lugar del otro,  comprender  por lo que el otro esta pasando, comprender lo que hace y porqué lo hago, comprender los motivos de la elección y cómo se siente con esa elección, en una palabra empatía. Gran parte de colocarse en el lugar del otro corresponde a justicia.
Se hace necesario decir, que por mucho que uno se ha equivocado en elegir mal,  intentando darse la buena vida,  y se haya convertido en un ladrón o en un asesino, jamás deja de ser un hombre o una mujer ser humano(a). Es importante la imagen que se muestra al otro, pues una característica primordial en las personas es la capacidad de imitar. 


Análisis:

Colocarse en el lugar del otro, vendría  siendo manera más adecuada para lograr relacionarse efectivamente con los demás. Conociendo lo que quiere, lo que piensa, lo que le gusta, sus intereses, sus motivos y comprendiendo más o menos como se siente la persona, se puede ser capaz de mirar las cosas con la misma perspectiva de la otra persona. Ponerse en el lugar del otro, tan lindo que suena, pero tan imposible que parece ser el regalar al otro un poquito de empatía al otro. ¿Tan ensimismados nos encontramos como para no poder –en ocasiones ni siquiera intentar- ver la situación de la misma manera que ve el otro? Esta dificultad radica en la virtud de la justicia, en el esfuerzo que yo tú y él hacemos por entender lo que nuestro prójimo puede esperar de nosotros mismos.
Parte de la “formula mágica” de la buena vida consiste en ponerse en el lugar del otro, parte de el querer relacionarse con los seres humanos y por consiguiente ser un ser humano, consiste en mostrarse dispuesto a escuchar y comprender las razones que tiene el otro para actuar de una u otra manera. El empatizar con el otro significa que aunque no se comparte –quizás- la misma ideología, por ejemplo, si puede comprender el porqué de su actuación, por tanto al otro se le esta respetando, amando. Se le esta dando la buena vida. De esta manera –colocándose en los pantalones del otro- la persona sabrá que lo que queremos es relacionarnos con ella de forma adecuada, queremos entregarle lo mejor de nosotros, para que ella así tenga la oportunidad de elegir el como nos responde.

Capítulo VII: Tanto Gusto
Síntesis:

La buena vida –esa que todos quieren- también significa la satisfacción y bienestar del cuerpo. No hay nada malo en ello, nada es malo sólo porque se guste de hacer, malo sería creer que no hay que disfrutar. El sexo no tiene nada de malo, es el mecanismo de procreación tanto para los hombres como para los animales, pero hay una diferencia en el efecto que produce. Los animales tienen sexo por una cuestión biológica, solo para reproducirse, en cambio los hombres, también lo hacer por placer. La obsesión de la inmoralidad del sexo es netamente el miedo que produce el placer en el hombre. Se trata de precauciones sociales para que nadie se distraiga demasiado del peligro de vivir. El placer es gozar la vida, es muy agradable, aunque a veces puede distraer y resultar fatal.  Porque si se entrega a el en su totalidad puede que te quite todo.
Esta bien usar los placeres, pero hay una gran diferencia entre el uso de los placeres y el abuso de ellos. Cuando uno usa el placer resulta que enriquece la vida, por el contrario, en el abuso resulta que empequeñece la vida, la empobrece. La ética consiste en “apostar a favor de que la vida vale la pena”. Por tanto lo máximo que se puede entregar la vida es la alegría, hay que colocar el placer al servicio de la alegría.

Análisis:

El hecho de que temas tan importantes como el sexo sean tabúes, llevan a pensar en lo que el autor mencionaba en el capítulo, el miedo al placer. Quizás por ello exista en la actualidad tanto embarazo no deseado, abusos sexuales, etc. Porque de pequeños se enseña que eso esta mal, que es inmoral, seguramente sería diferente si se explicara que es algo bueno disfrutar del placer del sexo, siempre y cuando lo usemos bien y no abusemos del.
El placer es bueno, conviene y hace que la vida de cada uno de nosotros sea gozosa, ayuda a romper la rutina, a quitarse las trivialidades que amargan la vida. Hay que intentar disfrutar todos los placeres –por pequeños que sean- que el día a día entrega. Sin embargo, para disfrutar esos placeres, hay que saber usarlos, saber que ese placer me conviene, que ese placer es lo que quiero para mi, saber en qué momento disfrutarlo y en qué momento dejarlo. Cuando se deja llevar por el placer, se transforma en un abuso del, pareciera que no se puede dejar ese placer, eso convierte a la persona en un “ser no libre”.
Una de las cosas que la vida entrega es la alegría, siendo el placer un mecanismo al servicio de la alegría. La alegría conocida como un “sí espontáneo a lo que sentimos ser”. Una experiencia que mezcla entre placer y dolor, vida y muerte, eso es la alegría. Esa es la alegría es vivir la buena vida, el como usar todos los placeres, nos convierte nos seres libres.
  
Capítulo IX: Elecciones Generales

Síntesis:

La ética y la política de alguna manera se encuentran relacionadas, y también diferencias abismantes. La ética es el arte de elegir lo que más conviene, se ocupa de lo que uno mismo hace con su libertad, acá lo importante es querer bien, la política en cambio,  es el organizar lo mejor posible la convivencia social de modo que cada cual puede elegir lo que le conviene, intenta coordinar de la mejor manera para el conjunto lo que ellos hacen con sus libertades, lo que importa en le política son los resultados de las acciones.
Desde el punto de vista de la ética el sistema político que las sociedades construyen  tiene que respetar al máximo todas las esferas de la libertad humana, además de insistir en la responsabilidad social de las acciones u omisiones de cada uno.
Para tener una buena vida, como ya se dijo en capítulos anteriores, es necesario ponerse en el lugar del otro, equivalente a justicia. El ser tratado como símil a los demás es la dignidad y a la vez es la dignidad lo que hace a los seres humanos únicos. Las bases de la política de cualquier sociedad humana –según el proyecto de la ética- son la libertad, la justicia y la asistencia.

Análisis:

La ética –darse la buena vida- presenta varias diferencias con la política –forma de organización social-, principalmente en que una es individual, se preocupa del obrar –obrar como sinónimo de ocupar la libertad-del individuo y la otra se asocia a lo social, al como organización grupal de ese obrar.
La ética de manera directa o indirecta ayuda a regular la política, ayuda a utilizar la libertad en pro de los demás. Como seres humanos no podemos desligarnos ni de una ni la otra, porque ambas ciencias son fundadas –una de manera individual y la otra grupa- en el ser hombre y ser mujer, ser seres humanos libres capaces de darse una buena vida.
La ética pretende crear una buena política, por eso, esta última se funda en bases establecidas por la propia ética, la libertad, la justicia y la asistencia, lo mínimo que debe de tener para ser buena. La libertad en todos sus ámbitos, el que cada persona sea capaz de elegir lo que le conviene, la justicia ser tratado como a un ser humano, entregando dignidad a las personas. Tampoco se puede olvidar que la dignidad como todas las cosas que puede entregar un ser humano no se compra, se necesita de otro ser humano para que la entregue.
Las últimas líneas de este análisis serán dedicadas a la reflexión de unas palabras del autor: la tierra no es un conjunto de parches, mantenerla habitable y hermosa es una tarea que sólo debe ser asumida por los hombres en cuando a comunidad mundial, para eso sirve la política para vivir en sociedad de manera que todos puedan darse la buena vida, siento justos, y alegres.

Conclusión

A partir del análisis de Ética para Amador se concluye que, los hombres como seres humanos están condicionados para elegir, poseen libertad y es eso lo que los hace ser tan únicos en nuestra tierra, todas pero todas las acciones presentan algún motivo –una orden, un capricho, una costumbre o algo superior-.
Todos los seres humanos quieren vivir bien, darse la buena vida y ella consiste en hacer lo que uno quiere, humanizarse a si mismo y al resto, tratar al otro como ser humano y no como cosa, hacerse conciente de la propia elección y no ser imbécil, ponerse en el lugar del otro, usar los placeres y no abusar, además de generar una sociedad justa, libre y asistente.
Todo lo anterior es lo que la ética propone, darse una buena vida, tener una vida plena, pero sin olvidarse que uno es un ser humano y necesita irrevocablemente –para bien o para mal- relacionarse con otros, para así también recibir lo que el otro puede entregar. La ética como ciencia humana, no puede ser más que utilizada por los seres humanos, estando al alcance de todos, ser bueno o malo, es una elección propia. Nada más que la opción de ser feliz y plena parece ser la que todos quieren y la que ofrece la ética.  Ahora es la decisión de cada uno lo que hace con su libertad radica en el propio ser. 

"Lo bueno, lo malo. Mi elección"

Milenka Lazo L.


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