miércoles, 9 de mayo de 2012

Ética para amador


Introducción
           
¿Qué es la ética? Durante muchos años, los seres humanos han hablado de este concepto al referirse a temáticas humanas y referentes a lo que está correcto o no hacer al momento de actuar. Este término se ha empleado para que, como seres determinantemente sociales, nos relacionemos de buena manera con el entorno de la forma más grata y agradable posible.
El autor Fernando Savater hace alusión en el texto a como debemos determinar y decidir en situaciones presentes en la vida y llegar más allá de la acción por costumbre. Nos invita a reflexionar sobre las relaciones humanas y por supuesto como ellas incumben y competen en el desarrollo personal y en interior de cada cual. Cabe destacar que estas reflexiones relacionadas entre sí, a la vez se encadenan con el concepto de libertad humana y la conciencia, a la utilización que le damos y a la negación que muchas veces presentamos ante la vida.
En las siguientes páginas se dará paso a la realización de una síntesis y análisis por cada capitulo del texto, relacionándolo con temas éticos y llevados a la realidad próxima y futura con respecto a la fonoaudiología en algunos casos.

De qué vale la ética.
Síntesis:
Existen infinidades de conocimientos en el mundo, muchos de ellos no son de vital importancia para nuestra vida ni tampoco para hacer obligatorio su aprendizaje. Sin embargo hay otros que debemos saber, queramos o no. Es el caso de la conveniencia, ¿qué nos conviene y que no? Si se elige vivir es probable que busquemos que es lo más adecuado en el instante de hacer, decir o actuar en la vida, y que es inherente al ser humano, el saber que está bien y mal para sí.
Pese a esto, hay cosas que pueden parecernos buenas, pero que en realidad son malas, como por ejemplo decir una mentira. Quizás sea buena en el momento, pero es una mentira, así como tantos otros casos en que ser bueno tiene apariencia de bueno y viceversa, es un gran dilema. Pero en lo que no cabe duda y en lo que todos estamos de acuerdo, “es que no estamos de acuerdo con todos”, como dice el autor.
Pasamos también a hacer la distinción entre la valentía animal y la humana. ¿Es igual de relevante el coraje de una termita que el de un héroe épico? Es cierto que las termitas son capaces de morir para proteger a su colmena, pero es su deber natural, en cambio el hombre lo hace teniendo la libertad de negarse. No obstante, muchos sujetos creen ser privados de libertad por los medios de comunicación y gobiernos, pero en ese caso, también eligen lo que es más fácil y cómodo de creer.

Análisis:
Creo que es importante destacar algunos puntos que, en el futuro, serán realmente importantes en el área profesional. En primer lugar ¿qué tanta valentía tendríamos como seres humanos; capaces de decidir; como para entregar una noticia a la persona y/o la familia sobre algo determinado? Y es ahí en donde se nos formula una nueva interrogante sobre aquello que es bueno y lo que es malo, ¿es acaso bueno mentirle a alguien sobre algún diagnóstico para que no sienta triste o para que no sufra por ello? Si se mira por ese lado, quizás sea bueno en la inmediatez del momento, pero me surge una pregunta: ¿por qué se debe privar al involucrado a conocer la verdad que se presenta? Es un dilema ciertamente, como dice el autor, pero creo que pensar en la primera opción seria dejar de lado la libertad de éste, ya que nuestra libertad termina en donde comienza la del otro.
Y en el mismo caso, ¿qué seria lo mas adecuado para mí? Personalmente se me haría dificultoso el tomar una decisión de este calibre, pero optaría por decirlo. Tal vez sería una buena opción hacerlo por un tema social, es decir, hago esto por que se me dice que es lo más correcto y no quedaré mal, o que lo hago porque es mi deber. La razón principal para mí radica en que a final de cuentas, eso afectaría enormemente a mi conciencia y por supuesto a mi ser interior, aunque es innegable obviar el peso social que este tipo de decisiones provocan.

Ordenes, costumbres y caprichos.
Síntesis:
En muchos casos de la vida no podemos decidir que situaciones nos ocurrirán, pero podemos decidir sobre las opciones que se nos imponen, aunque ambas opciones sean malas, hay una más buena que otra, o a veces una menos mala que otra. Pero no estamos en la vida pensando que es lo que me conviene más o decidiendo con pensamientos elaborados en cada acto del día. Aquello que nos hace actuar de cierta forma es un motivo, el autor lo define como “la razón que tienes o al menos crees tener para hacer algo, la explicación más aceptable de tu conducta cuando reflexionas un poco sobre ella”.
Se diferencian tres tipos de motivos; las órdenes, costumbres y caprichos. Una orden es impuesta se cumple por miedo, por recompensa o por el bien de algo, alguien o el propio. Las costumbres son aquellas cosas que la sociedad realiza por hábito y los caprichos son esas cosas que hacemos porque queremos. Estos motivos no tienen igual peso ni importancia para cada situación.
¿Cuando nos sentimos más libres? Nos hacen sentir más libres los caprichos, porque nacen sin avisar, hacemos lo que se nos ocurre o muchas veces en contra de las costumbres o las órdenes. En algunos casos es necesario cumplir el capricho, pues la costumbre se sigue en cosas cotidianas, y las órdenes no podemos seguirlas al punto que afecten nuestra integridad o la de otros.

Análisis:
            Estoy de acuerdo con el autor cuando comenta sobre la costumbre de realizar acciones y no pensarlas, sin embargo, discrepo un tanto en que sea tan automático como dice. En mi caso creo si, tal vez no sufrimos angustiosamente por comer mermelada o mantequilla, pero si creo que muchas veces pienso más allá de lo que voy a comer, como el por qué voy a la universidad, las motivaciones personales por las que quiero ser una profesional o en las personas que me apoyan en esto. Posiblemente este cuestionamiento pasa por las órdenes que me impongo a mi misma y también por el capricho de querer ser alguien mejor.
Otro punto importante se da al tomar una decisión en la que no tenemos una opción favorable, sino que una que favorezca más la situación en la que nos encontramos. Esto puede darse mas adelante en una terapia fonoaudiológica, por ejemplo. La costumbre seria realizar la terapia como normalmente se nos enseñó y de acuerdo a la enfermedad o trastorno que el paciente presente, la orden es hacerlo, pero si no manejara el área que se me presenta a trabajar ¿qué es lo que debo hacer; atenderlo aun sabiendo que quizás no resulte conmigo o enviarlo a otro profesional?  Podría atenderlo sólo para no verme incompetente ante la situación  o también para tener más ingresos, que seria para mi lo mas funcional, pero no seria ni justo ni ético hacerlo, ya que lo más importante, y que muchas veces se olvida, es el paciente.

Haz lo que quieras.
Síntesis:
            Muchas veces el actuar humano no se rige solo por las costumbres sociales, ni por las órdenes que se nos imponen o que nos imponemos, ni tampoco por los caprichos que nacen en nosotros, sino que más bien, por la decisión libre que podemos tomar con respecto a determinada situación.
            Decidir libremente involucra pensar más de una vez nuestras opciones, pues si lo hacemos solo una vez, solo haríamos algo por orden o mandato, pero si lo pensamos otra vez, podemos profundizar en qué tan bueno o malo es algo para mí. Las decisiones también pasan sobre las costumbres, no porque sean costumbres serán todas buenas, o tendrán que parecerme obligatoriamente, así como el capricho tampoco debe mantenerse si es una cuestión mas seria o pone en riesgo mi integridad.
            La clasificación sobre lo bueno o lo malo nos resulta fácil cuando hablamos de cosas con uso o función especifica, pero es difícil decir que alguien es bueno o malo, porque no sabemos para qué sirven los seres humanos. Para unos lo malo de alguien puede ser bueno y para otros lo bueno puede ser malo. Los actos buenos y malos son ambiguos, ya que depende de la situación, el propósito que mueve al individuo y también la circunstancia, y aun así, es difícil determinarlo.

Análisis:
            Tener la fortuna de la libertad, de poder decidir cada vez que tengamos opciones es un bien no siempre aprovechado. ¿Realmente decido todo en mi vida? Es mucho mas fácil en el mundo seguir a las masas, hacer lo que todos hacen y no preocuparse si está bien o si está mal. Pasa en todo orden de cosas, en la realidad cercana muchas veces no somos capaces dar una opinión distinta por miedo al rechazo, o por la poca seguridad que nos deja el estar con una idea diferente.
Tal vez en cosas simples como una decisión de cambio de horario o decir que nos quedó una duda en clases no perjudicará terriblemente el futuro, pero si nos regimos por eso, nos acostumbraremos aun más a dejar de lado asuntos de envergadura, en el futuro profesional no seremos innovadores en el trabajo, ni haremos cosas nuevas en pro de éste, y a mi parecer, se convertiría en una “mala costumbre”.
Pasando a la arista de la clasificación de lo bueno y lo malo, me encuentro totalmente de acuerdo con el autor, creo que depende en demasía la situación, el contexto y la intención de la persona que esté involucrada como para poder hacer un juicio de valor sobre si su actitud fue buena o mala. Aunque en lo anterior me encuentro de acuerdo, me causa dudas el título de capítulo, ya que el “haz lo que quieras” no significa lo que dice, porque para unos hacer lo quiere puede ser siempre obrar bien, porque lo desea, pero para otros es hacer lo prohibido, o inclusive obrar en contra de otros.

Date la buena vida.
Síntesis:
            Estamos condenados a la libertad: no podemos escapar  de ella, tal como lo dice el filósofo Jean Paul Sartre. No podemos escapar de ser libres, podemos elegir desde algo simple hasta esclavizarnos a algo o a alguien, pero siempre por nuestro consentimiento.
Podemos hacer una distinción entre el querer y apetecer, ya que la libertad se presenta cuando pensamos detenidamente sobre nuestras opciones; si apetecemos algo lo haremos por capricho y sin pensar, saldrá una respuesta en el momento. Muchas veces se renuncia a ciertas cosas o no se piensa en otras al momento de tomar decisiones por miedo, por ejemplo el miedo a la muerte o al no encontrar sentido a la vida. También el no tomar en cuenta cosas importantes como la familia, los recuerdos o la presencia de las esperanzas hacen que no sepamos distinguir una buena decisión.
“La ética no es más que el intento racional de averiguar cómo vivir mejor”, el autor nos dice esta frase y hace alusión a vivir la buena vida. Podemos hacer esto y vivir bien con todo lo material que existe, pero no sirve de nada y no es buena vida si es que no nos relacionamos con otros. Debemos buscar la buena vida, pero también darla, debemos tratarnos recíprocamente como humanos y no tratándonos como animales u objetos.

Análisis:
¿Nos comportamos verdaderamente como humanos en todas las situaciones? En variadas ocasiones y como he mencionado antes, tenemos muchos momentos en los cuales hacer una elección, pero ¿qué tan correcta es nuestra decisión? Es así que como humanos, existen veces en las que elegimos por capricho, sin pensar en la consecuencia y solo porque nos conviene o nos placiente en ese momento, pero no escogemos lo que a largo plazo nos será útil.
La toma de estas decisiones puede estar; según creo y concuerdo con en autor; en la poca esperanza por la aproximación de la muerte. En los ancianos se da mucho el problema de ya no querer luchar por algo, el decir, me voy  a morir así que, ¿para qué lo intento?. Precisamente como lo plantea el autor, es el miedo a la muerte lo que mueve más frecuentemente a los adultos mayores, esa sensación de saber que el estar cercano al fin de su tiempo no tendrá sentido haber hecho algo por ellos mismos.
Yo me pregunto qué es lo que podemos hacer con respecto a eso como futuros fonoaudiólogos, nadie puede interferir en la libertad de otro, pero entregar consejos quizás, el motivar a las personas a que reciban un tratamiento y que lo trabajen para que, aunque llegue lo inminente e inevitable, ese tiempo puedan vivirlo de mejor modo y quizás de una manera más práctica y cómoda. 
Como último tema del capítulo, aprecio mucho el enfoque acerca del trato humano, en mi opinión es necesario siempre tratar a los otros de forma humana, en la vida misma, en la universidad, con las personas que uno vive, y más adelante, con el trabajo; los pacientes y los que ayudan a cumplir la labor que tendremos.

¡Despierta, Baby!.
Síntesis:
¿Está realmente claro el concepto de buena vida? Para algunos significa obtener todo aquello materialmente satisfactorio, para otros, la buena relación interpersonal y los afectos. En varios contextos tendemos a buscar las riquezas materiales y llenarnos las manos con ellas, pero cuando necesitamos un poco de ese esfuerzo para nuestra persona y nuestro interior, no logramos auto ayudarnos, ni mucho menos a otros.
Cuando hacemos el eje de nuestra vida el dinero, se comienza a utilizar más allá no solo a lo inerte, sino que también a las demás personas. Esto provoca un falso amor, falso reconocimiento, falsa atención con el que se comporta así, y sucede porque, como se ha mencionado antes, las actitudes con los otros son recíprocas y por esto son tratados igualmente. Es por ello que debemos tratarnos humanamente, resolver sin pesar las cosas simples, pero resolver elaboradamente las cosas importantes y serias de la vida.
Podemos ser inteligentes para distintas cosas, para los negocios, para las cuentas, para el arte o para diferentes disciplinas, pero eso no nos hace más inteligentes con respecto a las decisiones de la vida, y para esto debemos tomar atención. Éticamente hay que estar consiente de que no todo da lo mismo aun sabiendo que moriremos, y que no todo lo que la sociedad dice que está bien, lo está realmente.

Análisis:
Se forma un dilema cuando pensamos que elegir por elegir sin pensar la vida se nos hace más fácil. Como el autor menciona estamos llevando nuestras vidas a la muerte de manera automática si pensamos así. Entonces, quizás queramos vivir sin complicaciones o libremente sin ganas de elegir cuando tengamos que hacerlo en cosas difíciles, hay veces en que queremos que las cosas “se resuelvan solas” o no tomar cartas en el asunto, pero ¿qué pasaría si no decidiéramos? Según mi perspectiva creo que afectaría en gran medida el crecimiento personal e interior, y como consecuencia también afectaría la relación con los demás, al no crecer iríamos dejando de lado a los otros y al fin no los tomaríamos en cuenta como seres iguales.
También como menciona el autor, el dinero ciertamente nos sirve para vivir y mantenernos bien alimentados, vestidos y confortables en una casa, pero cuando esto pasa más allá de la ambición normal, podemos llegar a tomar al otro como una cosa, expulsaríamos de nuestra mente su calidad de persona. Por otro lado, si vamos perdiendo la esperanza y el sentido en y de nuestras vidas, también vamos dejando atrás a la gente como otro, por ejemplo, si en un futuro trabajamos con terapia, no deberíamos olvidarnos nunca que es una persona, que merece respeto y comprensión, y que por sobre todo, busca ayuda. En este último punto también podríamos encontrarnos con que la persona tratada nos mire como objeto, como una directa y concreta solución para su problema y solo eso, si el paciente no está o no se hace consiente de esto tampoco tendríamos la facultad de tratarlo igual, es más, quizás ni siquiera tiene una relevancia tan grande, pues aunque esto suceda, me sentiré persona conmigo mismo, tendré respeto propio, conservaré mi sensación de haber hecho lo correcto, aunque el otro no lo haya valorado como yo hubiese esperado.

Aparece pepito grillo.
Síntesis:
            Un imbécil es aquel sin soporte interior, existen tipos; el que todo le da los mismo, el que cree querer todo, el que imita lo que quieren los demás, el que sabe lo que quiere y por qué pero no se atreve a hacerlo y decirlo, y el que quiere con fuerza pero está en un enfoque erróneo. Lo contrario de ser imbécil es poseer conciencia, pero ésta no viene de la nada ni cae del cielo, sino que puede desarrollarse en el tiempo y con práctica. Lo imbécil también va ligado al egoísmo, pues no se actúa en favor de los demás.  
            Al ser egoístas para conseguir beneficios nos volvemos en contra de nuestras propias almas, condenándonos a si mismos por la conciencia, la culpa, la responsabilidad en el hecho y el remordimiento. No podríamos sentir estos sentimientos si no fuésemos libres, ya que elegimos la circunstancia; y cuando no acertamos echamos la culpa a nuestra “esclavitud” o las órdenes de otros, pero no es más que un descontento con uno mismo.
            Declaramos irresistibles esas cosas que nos hacen obrar mal o que nos dejan como esclavos, echamos culpa a los gobiernos, pero cuando hacemos esto, solo obramos contra nosotros mismos. Por ello debemos obrar con responsabilidad, así seremos consientes de lo que hemos hecho y por qué, siendo fiel a lo que uno quiere ser.

Análisis:
            Tal como el autor menciona, existen momentos en los que nos comportamos de manera imbécil, el pensar que no sabemos lo que queremos, o que queremos algo que no es lo que más nos conviene, y nos lleva al egoísmo. El egoísmo puede ser en demasía, como a veces nos referimos a alguien, por ejemplo, y lo tachamos de malo, que no comparte, pero nunca nos detenemos a pensar por qué es así o por qué tiene esas actitudes. Quizás sea el entorno el que es egoísta con él, muchas veces juzgamos a alguien y no nos damos cuenta que es lo que nosotros como humanos hacemos para darle buena vida al otro.
Ser egoísta o no serlo, ser un mal egoísta, ¿como se puede encontrar el equilibrio? En numerosas ocasiones hemos sido egoístas, materialmente y afectuosamente, si lo somos en todas las veces que estamos frente a una situación, nos vamos en contra de nosotros mismos. Pero esto también pasa si dejamos que todo se nos vaya de las manos, si no somos capaces de poner límite a lo que damos y a lo que nos piden, al extremo de no detenernos donde es justo para mi y para el o los otros.
Personalmente creo que somos más egoístas en el plano emocional, por ejemplo algo que ocurre siempre para la llamada “Teletón”, somos pseudo solidarios si es que donamos una cantidad de dinero, pero en realidad somos unos egoístas, en el transcurso del año es poco y nada lo que nos acordamos que los niños discapacitados asisten a ese recinto y que necesitan, además de dinero, darse la buena vida. Si realmente no fuéramos egoístas, podríamos realizar visitas, o hacer algo más humano en favor de ellos, entregando algo más valioso que el dinero, como perfectamente puedo serlo una sonrisa.
Como último punto del capítulo, me pareció interesante como el autor abarcó el tema de la responsabilidad, me sentí realmente identificada con eso que hacemos cuando nos equivocamos.  Es cierto que culpamos a otros de nuestros errores (no en todos los casos), y además de todo lo que involucra a la conciencia y remordimiento propio, lo que más nos falta y que se convierte en la base de este comportamiento es el recordar que los únicos perjudicados somos nosotros mismos.

Ponte en su lugar.
Síntesis:         
El ser humano puede sobrevivir con la suficiencia de las necesidades básicas biológicas, y así como tal, es imprescindible vivir humanamente, es decir, éticamente y en relación con otros. En esta reciprocidad no podemos pensar en que todos serán nuestros amigos, ni tampoco pensar en que debemos estar a la defensiva porque tal vez nos ataquen. Debemos acepar y acercarnos al trato con otros, ya que nos conviene humanamente.
Existen dos razones por las que debemos cuidar y resguardar las relaciones interpersonales, aun sabiendo que esos otros pueden cometer actos poco éticos. La primera es que no porque hayan actuado mal debemos dejar de tratarlos como personas, y la segunda es porque nuestros actos; ya sea buenos o malos; pueden ser imitados. Si esto ultimo ocurre, seriamos cómplices y hasta culpables de que existan malhechores y aprovechados. Por tanto, si sembramos indiferencia y mal ejemplo, obtendremos lo mismo.
Cuando se obra en contra, no se toma en cuenta la libertad del otro, pero en verdad se vulnera la libertad propia. Debemos reconocer al otro como semejante, pues ser humano y reconocer al otro como tal debe hacernos poner en su lugar, siendo esto un derecho. Nos ponemos en el lugar de otro porque compartimos intereses, y para esto debemos tener simpatía y compasión con el prójimo.

Análisis:
            Cuantas veces nos hemos creído con el derecho de querer apartar de nuestras vidas a otros porque han obrado mal, creemos tener un derecho, pero estamos vulnerando al otro con su derecho de ser tratado como persona. Según mi punto de vista, es complicado encontrar un equilibrio, porque si bien, tenemos la libertad de alejarnos de lo que no nos conviene y tampoco podemos aceptar todo lo que los demás hagan, es difícil mantenerse en el límite de  no tratar humanamente por un juicio de valor formado en su contra.
Creo por otro lado, que esta actitud puede sin duda ir disminuyendo si trabajamos con esmero en como nos comportamos éticamente y en favor de los intereses propios y comunes, pues son tan validos y reales como los de uno mismo. Esto debemos hacerlo por amor, el tratar humanamente, aunque sea solo por el respeto que los demás se merecen por ser seres humanos. Es una idea, a mi juicio, muy bella, sin embargo es en extremo amar aunque sea un poco el derecho del prójimo, pues aveces nos cuesta hasta hacerlo con nosotros mismos, adicionando la gran distinción entre lo que pensamos y queremos, y los diversos intereses que existen.

Tanto gusto.
Síntesis:         
El concepto de moral se relaciona casi en su totalidad (80%) con la palabra sexo. Durante mucho tiempo se ha considerado el sexo y las capacidades placenteras humanas como algo malo e inmoral, pero en realidad es todo lo contrario, ya que la libertad y el disfrute nos humaniza también. Esta supuesta inmoralidad nace del miedo humano al placer, uno de los mas intensos y porque a veces, distrae más de la cuenta.
Aquellas personas que ven lo inmoral en el sexo se les llama “puritanos”, esos que no viven ni dejan vivir, y se contentan con lo último. Algo no será malo solo porque de gusto hacerlo, ni bueno porque hace sufrir. El autor aconseja que no debemos buscar que los asuntos tengan todos los placeres que queremos, y que hay que aprovechar los placeres de la vida en el momento en que se nos presentan, sin embargo, no abusar de ellos.
Cuando se encuentra el placer, cualquiera sea, lo que en realidad debemos obtener es la alegría, y aun sabiendo que para esto hay que pasar penas en la vida, es mejor pasarlas que negarse a ellas. Por otro lado la búsqueda del placer se debe hacer con templanza, es decir, no caer del gusto al disgusto.
Análisis:
            Michel de Montaigne: «Hay que retener con todas nuestras uñas y dientes el uso de los placeres de la vida, que los años nos quitan de entre las manos unos después de otros.»   
Como se ha mencionado en el texto, así como hay que aprovechar los placeres de la vida con todas nuestras fuerzas y no esperar a que le tiempo pase para disfrutarlos, no podemos dejar que se nos conviertan en una obsesión ni que gobiernen nuestra vida. Yo creo y supongo que es lo más probable cuando un violador o un pedófilo actúa. Claro está que para él es una cuestión de placer, es “positivo” para su deseo, pero no lo está bajo ningún  precepto hacerlo en contra de la persona o niño atacado. Es decir, se actúa de una manera inmoral, pasando por encima de la libertad de la victima.
Si pensamos en la alegría que esto puede provocar en los aludidos, quizás exista en el violador, pero solo para él, por ende no es una conducta éticamente humana. Si pasamos al plano de la realidad fonoaudiológica, ha habido muchos casos como el que mencioné hace unos momentos, esto se convierte en un dilema ético que se tiende a juzgar bastante, que por cierto no consigue la alegría de casi nadie.


Elecciones generales.
Síntesis:         
En incontables ocasiones se dice que los políticos son inmorales. La ética no se encarga de criticar los actos malos del vecino, sino que para mejorarse a uno mismo. Sin embargo la elección esta dada por el mismo pueblo, y las personas los eligen porque ellos se presentan como iguales al pueblo, a diferencia por cierto de las autoridades monarcas o autoritarias. En ambos casos se espera que cumplan las promesas o sus obligaciones, ya sea si son mediocres o poco comprometidos, o si son perfectos en su función.
No obstante no podemos dejar de lado lo que esta alrededor, lo que además de convenirme a mi le conviene al otro.  He aquí la diferencia entre la política y la ética. A la primera solo le importa el cumplimiento para que podamos vivir más armoniosamente, pero a la ética le interesa que lo hagamos para dar y entregar un buen vivir. Cabe destacar que, aunque la política quiera el bien público, las personas no dejan de ser libres de hacer el mal.
Los seres humanos poseemos dignidad, es lo que nos hace únicos, irrepetibles ni sustituidos, el respeto de uno mismo hacia el otro y viceversa se le llama justicia. La política debe entregar asistencia al pueblo, y no compasión ni tampoco quedarse en ideales. Ejemplos son los derechos humanos, no respetados ni valorados en muchos países.

Análisis:
Yo creo que los políticos si son inmorales muchas veces, porque algunos solo piensan en el provecho propio, y no de tratar de tener este provecho humanizándose a si mismos haciéndolo también con los otros y de paso cumpliendo su trabajo y función.
Si bien es cierto que elegimos democráticamente a los que nos gobernarán, esta elección, según creo, va más allá de lo que pensamos sobre ese alguien, pensamos en qué circunstancias nos encontramos como país y como nos convendría a la mayoría de los habitantes. Por ejemplo en Chile, uno de los temas más latentes actualmente es la gratuidad de la educación. ¿Qué tan conveniente es que exista gratuidad? ¿Es justo para todos?, es decir, si es razonable tener este beneficio… es un tema que convoca muchas masas, rangos etarios y que en muchas oportunidades no han sido escuchados por la autoridad. Entonces pensamos y nos ponemos en la situación de quien escuchara las necesidades realmente y hará algo, y no resolverá solo algunas temáticas.
Por otro lado, no debemos olvidarnos de que solo somos un país, es decir, vivimos en un planeta, con otros países como hermanos. Esto queda muchas veces olvidado, pero vuelve a nuestra mente cuando vamos por la calle y vemos a otra persona con otro color, otra raza o cultura. En este caso concuerdo bastante con el autor, pues creo firmemente que debemos ser justos con ellos, asi como con cualquiera en nuestra casa, clase o país.

Conclusión

El libro “ética para amador” va relatando capítulo a capítulo distintas instancias en que como seres humanos y diferentes a los animales van forjándose conductas interiores y en relación a los otros. Una de las bases más importantes en que Fernando Savater nos habla, es el concepto de libertad, con la cual podemos obrar o abstenernos de hacer algo, así como también la capacidad que tenemos de dejar que nos gobiernen o no.
Referente a esto también nos habla sobre una “falsa esclavitud”, donde otorgamos responsabilidad a los otros de aquello que hacemos y que no hacemos. Creo que el miedo hace decir que estamos obligados a algo que no queremos hacer, personalmente pienso que para que nos consideremos libres y actuar bien para lograr tener una buena vida, disfrutar los placeres y obrar de forma consiente es el conocimiento propio. Si no nos conocemos interior y exteriormente, no vamos a saber que es lo que nos conviene en realidad, ni que es lo que realmente necesitamos para nuestra vida, o sea para nuestra ética, ni tampoco sabremos que hacer moralmente, vale decir, con los otros.

Gloria Jaime. 


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